
Día 30, carta 2:
Tenía tanto miedo. Me sentí rodeada todo el tiempo. Me dejaban ser libre, pero yo no soportaba la libertad de que me daban. Podía ir y venir a mi antojo, mientras no sobrepasara ciertos límites. Igual, creo que siempre hay alguien acá, así que es lo mismo, de todos modos no intentaría escapar. Me daría miedo.
Sebastián se llama, creo. El chico que está tanto tiempo acá. No sé que intenta, pero siempre mantiene distancia, me hace sentir incómoda, no porque no se acerque ni hable, sino porque simplemente me mira, me mira. Me pone incómoda su mirada. Es como si me intentara inspeccionar, como si buscara algo en mí. Lo cierto es que no tengo nada. No soy nada. Ya no siento, trato de no pensar. Suelo pasar horas llorando, pero lo cierto es que suele ser de noche, cuando no hay nadie cerca de mí, nadie más que yo en la habitación.
Ayer vino alguien nuevo a visitarme. Era una chica, parecía tener cerca de 20 años. No sé a que vino, lo cierto es que estuvo 5 minutos mirándome, dejo un paquete y se fue. Todavía no vi que tenía. Supongo que debería fijarme. Viene alguien, odio no tener tiempo nunca para escribir, siempre hay alguien cerca. Cuando pueda sigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario