- ¿De verdad crees que soy guapa?
- Sí. Lo que haces y tu forma de pensar te hacen hermosa, Tally.
Una idea extraña cruzó la mente de Tally.
- No me haría ninguna gracia que te hubiesen operado -dijo sin dar crédito a sus propias palabras-, aunque no te hubiesen operado el cerebro.
- Gracias, ¿eh?
La sonrisa de David brilló en la oscuridad.
- No quiero que tengas el mismo aspecto que todo el mundo.
- Creía que esa era la gracia de ser perfecto.
- Yo también lo creía -respondió ella, tocándole la ceja en el punto en que la interrumpía una línea blanca-. Bueno, y ¿cómo te hiciste esa cicatriz?
- Es una larga historia. Algún día te la contaré.
- ¿Me lo prometes?
- Te lo prometo.
- Bien.
Tally se inclinó hacia delante y se apoyó en él. Mientras sus pies resbalaban de la piedra poco a poco, sus labios se unieron. David la rodeó con los brazos y la atrajo hacia sí. Su cuerpo era cálido en el frío de la madrugada y proporcionaba seguridad después de las emociones del día. Tally se apretó contra él, conmovida por la intensidad del beso.
Al cabo de un momento se apartó para tomar aliento, pensando por un instante en lo raro que era aquello. Los imperfectos se besaban, por supuesto, pero siempre daba la impresión de que nada tenía importancia hasta que eras perfecto.
Pero aquello tenía importancia.
Atrajo de nuevo a David hacia sí mientras sus dedos se clavaban en el cuero de su chaqueta. El frío, sus músculos doloridos, la espantosa realidad que acababa de descubrir... Todo daba mayor intensidad a aquella sensación.
Lo escribiste vos? es muy bueno
ResponderEliminar-Eugenia (que no tiene ganas de loguearse)
jajaja no, ojala (: es de un libro qe lei qe amo amo amo amo amo amo :E
ResponderEliminar-Celina (que tampoco tiene gans de loguearse:P)