domingo, 10 de julio de 2011

Let's make it last forever...

(8)

Así que decidí irme. Todo me recordaba a ella, no podía más vivir en la misma casa donde ella había sido tan feliz, no podía más estar acá. Y tampoco podía decirte nada, no quería que mi locura te arrastrase, no quería que pierdas todo por mí. Al fin y al cabo lo único que te hacía sufrir era el hecho de que yo estuviera en este estado, y yo no podía soportar más eso tampoco. Sabía que te iba a extrañar, sabía que no iba a poder superar fácilmente el no verte todos los días. Te amaba, te amaba locamente, y sabía lo que iba a sufrir tu ausencia, pero no había nada que yo pudiera hacer. No quería verte sufrir más, y si bien sabía que lo ibas a hacer al descubrir que me había ido, lo ibas a superar, vos eras fuerte, siempre lo fuiste.

Y así me fui. Junte todas mis cosas y decidí emprender el viaje. ¿ A dónde podía ir ? No conocía a nadie fuera de acá. Entonces fui a la terminal, y escogí al azar un destino. Sé que no esperás leer todo esto, pero supongo que de a poco me voy abriendo más, puedo contarte cosas que nunca te había dicho antes.

Es que siempre creí que no me ibas a entender, nadie podía entender lo mal que había hecho las cosas, y como habían salido peor de lo que yo imaginaba. Ni siquiera yo podía entender del todo como había pasado todo, y supongo que no quería que nadie supiera lo que había pasado en realidad.

Y esa era otra razón para escapar. Si seguía ahí te hubiera dicho todo, y nadie podía saberlo.

Y me fui. Me fui donde nadie pudiera encontrarme, donde estuviera sola, lo necesitaba desesperadamente. Y llegué a algún pueblo, uno de esos pueblos poco habitado, con su almacén, sus casas humildes, su farmacia, su médico, su escuela, su capillita y su plaza. Con su gente humilde.

Comencé a caminar, despacio, pensando que iba a hacer ahora. Lo cierto es que no tenía mucho dinero, y tenía que hacerme con algo antes de decidir si iba a emprender otro viaje, o si iba a quedarme más tiempo ahí. Fui hasta la plaza, me senté en la hamaca, y comencé a pensar que iba a hacer, con quien hablar, iba a trabajar, ¿ no ?, tenía que buscar algún lugar donde dormir.

Estaba bastante inmersa en mis pensamientos, balanceándome lentamente, cuando se acercó una mujer, me miró curiosamente, y me preguntó quien era. No me había visto nunca por el pueblo, y no es como si fuera uno de esos lugares turísticos. Le dije que estaba viajando, y que necesitaba alguna forma de conseguir más dinero antes de retomar mi camino.

Me dijo que conocía a alguien (era obvio, todos se conocían ahí) que podía ayudarme, que podía tener algún trabajo para mí. Y así fue que lo conocí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario