miércoles, 28 de julio de 2010

Let's make it last forever...

(7)

Ya no sabía que más hacer. Pasaba horas intentando buscar la solución. Pero la culpa me mataba, no sabía como manejarla. Pasaste horas diciéndome que no era mi culpa, pero no lo podía evitar, yo la había abandonado, sé que lo había hecho, y que si no lo hubiese hecho, nada de eso hubiera sido así. Y ni siquiera sé porque reaccioné así. Pero lo había hecho, y no lo podía cambiar. Pasé horas intentando desahogarme, pero no lo conseguía, la opresión en el pecho seguía...
Y luego, una noche llegaste, yo dormía, me despertaste con un beso y me dijiste tantas cosas. Sonaban hermosas todas las palabras que salían de tu boca... Sonaban como la lluvia cayendo, sonaban como el río fluyendo, sonaban a paz. Y tu cara demostraba desesperación. Siempre tan contradictorio, gordo. Hablabas lento, pausado, midiendo tus palabras. Midiendo la entonación, luego lentos susurros. Una frase, un beso, una caricia, y te fuiste. Era el momento de escribirte algo, de decirte todo lo que de mi silencio escuchaste. De reprocharte que te hayas ido así, de agradecerte que hubieses llegado en ese momento. Y empecé a escribir, sabías como me calmaba el sonido a teclas, con una leve música de fondo, tal vez algo de Bach o Chopin. Pero estaba tan cansada, y con el pasar de solo unos minutos me quedé dormida.
Y recuerdo ese sueño tan lucidamente... Estaba en un parque, corriendo, caían hojas de los árboles... Corría y corría, y la vi, me saludaba, y todo se empezó a borrar, ella se alejaba, lloraba...
Me desperté toda transpirada, llorando, ¿por qué me pasaba esto? Gordo, no aguantaba más eso... No aguantaba más, y era todo mi culpa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario